La vergüenza y la falta de constancia complican a los que rinden pruebas de inglés

Muchos dicen entender el idioma, pero son pocos los que se atreven a hablarlo. Se enredan tratando de usar lenguaje académico y tienden a capacitarse a último minuto.

Por: M. Cordano

n la llegada de septiembre, comienza también la época en que las universidades extranjeras abren el proceso de postulación a sus programas. En la última convocatoria de Becas Chile, más de la mitad de los seleccionados optó por estudiar un magíster en el Reino Unido o Estados Unidos, lo que implica que debieron rendir exámenes -entre ellos TOEFL o IELTS- que certificaran su capacidad de comunicarse en otra lengua.

«Los exámenes internacionales miden habilidades en el uso del idioma y su uso efectivo en situaciones académicas», comenta Eduardo Vásquez, gerente general del Instituto Chileno-Británico, uno de varios establecimientos que preparan a quienes buscan certificarse en inglés.

En estas ocasiones -continúa- se busca revertir problemas que suelen repetirse: los chilenos se muestran temerosos de hablar frente a otros, tienen dificultades para comprender textos escritos y no practican hasta saber que van a ser evaluados.

«Se comienzan a preparar con muy poco tiempo antes del examen, lo que solo sirve para desarrollar habilidades secundarias», indica Diane Camus, profesora y coordinadora académica del Instituto Chileno Norteamericano. Según su experiencia, otra traba de los chilenos al rendir estos exámenes es exigirse más de la cuenta. «Los candidatos quieren dar respuestas bien informadas e inteligentes. Sin embargo, estas pruebas miden competencias del idioma y no de inteligencia. Hay que manejarlas de una forma simple».

Tímidos

En los seis años que lleva enseñando y preparando a quienes quieren rendir exámenes de inglés para estudiar en el extranjero, Marcela Montero ha notado que este enredo no solo se hace notorio al conversar. «Otro gran problema es la escritura de ensayos. Esto se da no solo por la falta de práctica o vocabulario, sino porque el español tiene una estructura de escritura diferente. En español acostumbramos a escribir mucho, dar varias vueltas sobre el mismo tema y explayarnos demasiado. En cambio el inglés es una lengua más concisa; la escritura es puntual y más corta, con párrafos que generalmente explican una sola idea».

En cuanto a la timidez de expresarse a viva voz, Montero cree que se relaciona «con el hecho de ser una sociedad competitiva y muy crítica. La gente siente miedo de cometer errores».

«Pecamos de timidez, falta que nos atrevamos más», concuerda Vásquez, quien recomienda ver películas y escuchar música en inglés para desarrollar habilidades de comprensión auditiva. «Esto aunque sea con subtítulos al comienzo», indica.

«Para practicar, la gente puede escuchar noticias en inglés todos los días y por unos cuantos minutos, prestando atención e intentando entender todo lo que dicen», agrega Montero, quien también sugiere aprovechar internet -programas de radio o tutoriales en línea- para acostumbrarse al idioma.

Aunque los especialistas coinciden en que siempre es útil tomar clases si se espera postular al extranjero, también concuerdan en que es buena idea aprovechar instancias recreativas para reforzar una segunda lengua. «Hace muchos años existen en Chile distintos grupos que se juntan los viernes en algunos bares de la ciudad a practicar inglés y español. Ahí uno tiene la oportunidad de hablar con nativos», dice Montero.

Diane Camus sugiere pasear por hostales y participar en tours gratuitos por la ciudad, donde siempre se reúnen muchos extranjeros.

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