La formación docente frente al desafío de la diversidad

El concepto de diversidad se sustenta en la aceptación y el respeto de las diferencias individuales como condición inherente a la naturaleza humana, y en la posibilidad de brindar una respuesta educativa a la necesidad de cada persona. Asumir la diversidad en la escuela no resulta sencillo, de la misma manera que no lo es aceptarlo en nuestro propio medio.

La historia de la educación se ha basado durante un gran período de tiempo en sostener y conservar la homogeneidad. La propuesta educativa era representada por un único modelo al que debían adaptarse todos los alumnos, el que no podía quedaba excluido o apartado del sistema educativo, poco realista o con intereses en sí mismo.
Actualmente se ha avanzado en cuanto a la concepción de los derechos humanos y a la idea de integración e inclusión de las personas, no sólo en la educación sino en todos los ámbitos de la sociedad; pero a pesar de la proliferación de los discursos sobre la aceptación de la diversidad sostenidos por los nuevos paradigmas de las distintas políticas sociales y educativas, aún prevalece la normalización, homogeneidad y simultaneidad como premisas ineludibles de las prácticas educativas cotidianas.
Cada niño que ingresa a la escuela presenta características bio-psico-sociales diferentes, originadas en diferencias familiares, económicas, culturales y sociogeográficas. Allí encuentra un sistema de enseñanza bastante uniforme, a cargo de maestros que han sido formados para estar al frente de un grupo de niños con determinadas características stándares. Este contraste entre la realidad de los alumnos y la práctica docente provoca desajustes, problemas que complejizan el escenario de la acción educativa. En tal sentido, nos parece pertinente reflexionar y conceptualizar algunos de estos planteamientos, tomando como base la posibilidad de conocer y reconocer la heterogeneidad de los grupos de alumnos, reconceptualizando de esta manera las prácticas docentes.
La política educativa actual legaliza la atención a la diversidad y a la integración pero no acompaña la preparación de los docentes en ejercicio responsables de llevar a la práctica las reglamentaciones vigentes. Para poder trabajar concientemente en un proyecto de inclusión es indispensable la capacitación de los docentes en servicio para lo que sería prioritario realizar un adecuado estudio de la situación y así poder actuar en consecuencia.

Una mirada hacia la diversidad

Comenzar a explayarse en el tema de integración nos remite indefectiblemente a un modelo, aún no desterrado, de dos sistemas paralelos como son la escuela especial y la escuela común. Transformar el sistema educativo vigente es centrarnos en la idea de un modelo unificado cuyo fundamento pedagógico se base en la “individualización personalista”. En la actualidad nos encontramos con diversas posturas y procesos frente al cambio:Hay escuelas muy consolidadas que sostienen la integración desde un concepto amplio en su proyecto educativo, actuando como un único equipo de profesionales en el cual interactúan maestros especiales y comunes.
Paradójicamente, al mismo tiempo encontramos escuelas que sostienen la integración limitándose a niños con necesidades educativas especiales (NEE), claramente definidas, agudizando sus dificultades para atender la complejidad de las situaciones referidas a los trastornos de aprendizaje que frecuentemente se presentan en los distintos grupos escolares. También encontramos otras escuelas que rechazan la propuesta , por ignorancia o falta de preparación, situación que produce desconcierto y temor frente a lo desconocido.
Ante esta realidad consideramos pertinente reflexionar sobre el concepto de integración desde una visión amplia y abarcativa, no como un fin en sí misma, sino como un proceso de transformación que trasciende el ámbito escolar y que hace de la diversidad su paradigma. Integrar es coordinar, es trabajar con la diversidad y las diferencias, es pensar y concebir la posibilidad de que convivan personas con distintas capacidades e intereses, con diferentes formas de pensar y actuar, donde se resignifiquen y respeten las diferencias.
Las buenas intenciones no bastan, la intuición tampoco, el maestro además de mostrar una actitud humanitaria debe poseer conocimientos sólidos para poder abordar una criteriosa integración escolar, donde la mirada esté más dirigida a las necesidades individuales de cada niño y su posibilidad de desarrollo que a las debilidades del mismo.

Repensando el rol docente

Todo rol se va redefiniendo en un proceso continuo, es un constante desafío que sólo puede superar un profesional reflexivo, autónomo y transformador. Docente que ha de definir su rol en un compromiso con la realidad de su tiempo, con sus alumnos, con su comunidad; en la capacidad de realizar reflexiones críticas, de tomar decisiones y de gestar cambios en sí mismo y en sus prácticas. Si deseamos abordar la diversidad como elemento prioritario del lineamiento educativo debemos plantearnos desde cada institución con su Proyecto Educativo, un equipo docente capaz de actuar integradamente en propuestas compartidas. Las prácticas educativas individualistas han perdido vigencia frente a la escuela de hoy, como así también la estructura verticalista de las instituciones escolares tradicionales.
Una escuela abierta a la diversidad requiere de docentes capaces de reconocer la heterogeneidad como premisa ineludible, haciendo propia la consigna de que “todos los niños pueden aprender”, adaptando las enseñanzas a las necesidades y ritmos del aprendizaje individual. No se trata solamente de acompañar el proceso evolutivo de cada educando, a esto hay que sumarle la intencionalidad pedagógica. Para ello deberá repensar estratégicamente modos de enriquecer con creatividad diferentes situaciones de aprendizaje desde una visión constructivista.
La política educativa  legaliza la atención a la diversidad y a la integración pero no acompaña la preparación de los docentes en ejercicio responsables de llevar a la práctica las reglamentaciones vigentes. Para poder trabajar concientemente en un proyecto de inclusión,  es indispensable la capacitación de los docentes en servicio para lo que sería prioritario realizar un adecuado estudio de la situación y así poder actuar en consecuencia.
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