Alan November: «En muchas escuelas las nuevas tecnologías no están haciendo ninguna diferencia»

El especialista estadounidense, que estuvo hace unos días en Chile, ha dedicado a su carrera a estudiar el potencial de la computación en el aprendizaje. Dice que hoy los profesores son más necesarios que nunca, pero que deben apoyarse en la tecnología para dejar de operar como jefes que les ordenan a sus alumnos qué hacer.

Marcelo Córdova

Alan November empezó dictando clases de oceanografía en una escuela-reformatorio para niños en una isla de Boston Harbor, Estados Unidos, pero el episodio que lo llevó a convertirse en un experto en el uso de la tecnología como recurso educativo se produjo en una escuela donde trabajó después. En una época en la que casi nadie sabía usar un PC, un estudiante se las arregló para infiltrarse de forma periódica en el laboratorio de computación para programar. Cuando November descubrió lo que había pasado, se dio cuenta que el alumno estaba entusiasmado con una materia que ni siquiera se enseñaba activamente en el colegio, y que tenía un talento único para auto dirigir su aprendizaje según sus propios intereses.    

Mientras a él eso le parecía muy valioso a la administración del colegio sólo le importó que el estudiante hubiera roto las reglas y lo castigaron. “Cuando me di cuenta que era un excelente alumno bajo condiciones distintas a las de una sala de clases tradicional, inmediatamente empecé a estudiar ciencias de la computación y a imaginar cómo se verían las escuelas si empoderáramos a los estudiantes para que asumieran tareas más complejas y traspasáramos al menos parte de la responsabilidad desde el profesor hacia el alumno”, explica y agrega que el alumno reprendido terminó graduándose en la Universidad de Chicago y siguió perfeccionándose en Francia. 

El interés de este profesor en el rol de la tecnología al interior de las salas lo llevó a ser elegido por la revista Technology and Learning como uno de los 15 pensadores más influyentes de la década. Ha escrito varios artículos y sus libros Empoderando a los estudiantes a través de la tecnología y Alfabetismo web para educadores son bestsellers. Por eso fue invitado al “II Congreso de Educación: Creando una nueva comunidad de aprendizaje”, que organizó Seminarium Certificación la semana pasada. 

Para este experto el modelo de enseñanza que opera hoy es la raíz del problema: “Nuestras escuelas fueron diseñadas originalmente para ser un reflejo fiel de una sociedad industrial donde a los trabajadores se les decía qué hacer, cuando y cómo hacerlo y en la que, casi con seguridad, las personas debían repetir las mismas tareas una y otra vez durante toda su vida. En este modelo el jefe o profesor dirige las labores y es responsable de la calidad”.

¿Puede la tecnología romper ese esquema?

El sistema tradicional está impidiendo que nuestros estudiantes desarrollen los talentos necesarios para la actual economía del conocimiento. En esta nueva realidad, los trabajadores suelen operar en equipos y deben reinventarse a medida que la tecnología evoluciona y los sistemas de trabajo cambian. En esta economía la responsabilidad por la calidad recae en los empleados. De hecho, si necesitas que tu jefe te diga qué hacer eres demasiado caro. 

¿Las escuelas aprovechan el potencial de la tecnología?      

El error fatal que hemos cometido es pensar que si añadíamos tecnología al viejo sistema escolar tendríamos “escuelas de alta tecnología”. Una visión errada. Necesitamos es una revisión completa de la cultura de las escuelas para que estén alineadas con la nueva economía. Lamentablemente, en muchas escuelas las nuevas tecnologías no están haciendo ninguna diferencia en la preparación futura de los estudiantes.

El caso Khan

¿Cuáles son los mejores ejemplos del uso efectivo de las tecnologías en las aulas? ¿La enseñanza de la elaboración de códigos informáticos?

A través del diseño de códigos, un estudiante puede ejecutar un programa a medida que lo escribe para ver si funciona. La retroalimentación inmediata del estudiante bajo el control del mismo alumno es una forma muy poderosa de aprender. Hoy tenemos sitios web como la Academia Khan (www.khanacademy.org) donde los estudiantes pueden probar sus soluciones en varias ramas como matemáticas, física y química y reciben una retroalimentación instantánea. También está WolframAlpha, un motor de búsqueda del conocimiento que no sólo provee feedback instantáneo sino que incluso instrucciones paso a paso de cómo resolver un problema de matemáticas. Lo que no pueden hacer estos sitios es enseñar a los estudiantes cuando aplicar este conocimiento básico para resolver problemas complejos. Ese es el rol del profesor. Por eso los maestros son más importantes que nunca. 

Precisamente, la Academia Khan se hizo famosa por hacer realidad el anhelo de su creador de origen bengalí-estadounidense Salman Khan, quien al fundar la institución en 2006 apuntaba a proveer “una educación gratuita y de clase mundial a cualquier persona”. El sitio, que hoy está disponible en 63 idiomas, ofrece cursos sin costo en línea que apuntan a que alumnos aprendan conceptos básicos de materias como álgebra y geometría mediante videos tutoriales, dejando las clases propiamente tales para el desarrollo de ejercicios, discusiones grupales, experimentos y resolución de preguntas. La metodología del sitio, que también incluye guías para profesores, se ha hecho famosa por lograr que el estudiante aprenda a su propio ritmo. 

La retroalimentación que facilita este tipo de tecnologías es una tendencia cada vez más fuerte. ¿Cuáles son sus principales beneficios?

Lo que hace es entregarle al alumno la habilidad de monitorear su propio progreso y seguir avanzando. Una vez que has establecido un circuito de retroalimentación para el alumno, lo que necesitas es expandir los límites del aprendizaje más allá de los actuales. Obviamente, permitir que cada estudiante progrese a su propio ritmo es un desafío muy distinto en cuanto al manejo de aulas que lograr que cada estudiante esté leyendo la misma página del libro de texto que el resto de sus compañeros.

Para muchos colegios encontrar cómo integrar la tecnología en una sala de clases tradicional es un dilema. ¿Qué sugiere usted?

Gran parte del software educativo que hoy se ocupa cae en la categoría de un lápiz de mil dólares. El verdadero desafío de mejorar la educación no está en la tecnología por sí misma, sino que en la creatividad del profesor para diseñar tareas más complejas, motivadoras y creativas. Hay seis preguntas que hay que plantearse al elaborar una tarea para los estudiantes: ¿Estimula el desarrollo del pensamiento crítico cuando están investigando en la web?, ¿desarrolla nuevas líneas de preguntas o investigación?, ¿genera oportunidades para que los estudiantes muestren lo que están pensando?, ¿da la posibilidad de expandir la perspectiva de la conversación con audiencias reales de otras partes del mundo?, ¿produce oportunidades para que los estudiantes contribuyan al trabajo se que se realiza?, ¿incluye buenos ejemplos de la aplicación tanto de conocimientos como de habilidades?

¿Cuál es el rol del profesor en esta dimensión?  

Se podría resumir en varios puntos. Uno de ellos es crear una cultura que lleve a los estudiantes a asumir una creciente responsabilidad en su propio aprendizaje. También debe investigar los recursos disponibles en todo el mundo para apoyar las necesidades educativas únicas y propias de cada alumno y diseñar tareas que desafíen a los estudiantes a aplicar efectivamente su conocimiento. Además, tiene que mejorar continuamente su propia habilidad de docente intercambiando experiencias con otros profesores del mundo. 

¿Qué cambios ve en el futuro cercano en la relación entre tecnología y sala de clases?

Estamos en una era de cambios constantes en la educación. Las herramientas emergentes de aprendizaje en áreas como la realidad aumentada, el uso de imágenes en 3D y el big data (análisis de grandes volúmenes de información) y varias otras más van a desafiar nuestra imaginación para hallar nuevas formas de apoyar a nuestros estudiantes. Esta es una era impresionante para participar del ámbito de la educación. ¡Pero sólo si te encanta aprender!.T

Fuente: VEÁLO AQUÍ

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